La PPS (siglas en inglés) expresó en un comunicado que los funcionarios de la cárcel de Damon impusieron varias medidas contra las reclusas, entre ellas privarlas de las visitas de sus familiares, la prohibición de adquirir artículos en el comedor del reciento y la imposición de multas.
Ante tal situación, las féminas comenzaron acciones de protesta como golpear las puertas de las celdas, devolver las comidas y desconocer las leyes del recinto.
En respuesta, los carceleros golpearon a numerosas prisioneras e impusieron varias medidas represivas como el corte de la electricidad y lanzar gases lacrimógenos en el interior de las celdas.
La diputada palestina Khaleda Jarrar denunció el pasado mes los maltratos a que son sometidas las mujeres en las cárceles israelíes.
Tras pasar dos años detenida, Jarrar afirmó que las autoridades del Servicio Penitenciario israelí (IPS) “ubican a criminales junto a nosotras para causarnos molestias”.
La también miembro del Buró Político del Frente Popular para la Liberación de Palestina afirmó que el IPS aprovechó el brote de la Covid-19 para cancelar las visitas durante más de nueve meses.
Jarrar detalló que también restringen deliberadamente los derechos de las reclusas al colocar cámaras de vigilancia en el patio exterior de la prisión Al Fora para evitar su privacidad.
La cantidad de aire que ingresa a las celdas es limitada y las duchas están fuera y por tanto cuando nos castigan nos quedamos días sin bañarnos, relató.
El momento más difícil fue cuando falleció mi hija Suha en julio último, las autoridades penitenciarias impidieron que asistiera al funeral, afirmó entonces.
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