La determinación aprobada por el Ministerio de Energía, así como las empresas KazMunayGas y Kazakhgas, provocaron los disturbios que están diseminados por todo el país con fuertes enfrentamientos entre la población y los efectivos policiales, según un comunicado del servicio de prensa presidencial.
Ante este escenario, el mandatario kazajo aceptó la dimisión del Gobierno, que seguirá en funciones hasta el nombramiento de un nuevo gabinete.
Asimismo, encomendó temporalmente las funciones de primer ministro a Aliján Asjánovich Smaílov, quien ocupaba el cargo de primer viceprimer ministro.
Por otra parte, el jefe de Estado anunció que la estructura política y socioeconómica de Kazajastán no cambiará.
En su opinión, los principios como la unidad, el estado de derecho, el respeto por la propiedad y economía de mercado son centrales en la política estatal kazaja.
Tokáyev anteriormente decretó estado de emergencia para la estabilización gradual de la situación en la región de Almaty y Manguistau.
En ese sentido, destacó que se dieron todos los poderes para controlar las protestas, la carga principal recae en el Ministerio del Interior, Regimiento especial de reacción rápida y la Guardia Nacional.
Las manifestaciones en Kazajastán comenzaron el 2 de enero en las ciudades de Zhanaozen y Aktau, de la región de Manguistau (suroeste del país), donde los residentes protestaron contra los altos precios del combustible.
Dos días después, estallaron manifestaciones en Almaty (este), donde la policía utilizó granadas de humo para dispersar a la multitud, así como en otras ciudades, en particular en Atyrau, Aktobe (oeste), Uralsk (noroeste), Taraz, Shymkent y Kyzylorda (sur), Karagandá (noreste) e incluso la capital.
En esta jornada de disturbios cientos de personas salieron a las calles de Almaty (la urbe más grande de la nación) y, en medio de las protestas, algunos de los participantes agredieron a los agentes de seguridad y quemaron varios vehículos policiales.
rgh/odf