Esa es la información más actual al respecto brindada por las autoridades del país, reportó el canal de televisión nacional Khabar 24.
El presidente de Kazajastán, Kasim-Zhomart Tokáyev, señaló este viernes que tras los disturbios recientes en el país se ve la mano de profesionales de la subversión ideológica, hábiles en el manejo de desinformación y noticias falsas.
En una alocución al pueblo transmitida por esa televisora, el mandatario dijo que “los preparativos de ataques terroristas, por parte de células durmientes en la clandestinidad, pasaron desapercibidos por el Estado”.
Tokáyev dio a conocer que ordenó a las fuerzas del orden y al Ejército de su país que abrieran fuego a discreción contra los terroristas sin aviso previo.
A la vez, rechazó cualquier tipo de negociación con las fuerzas que han lanzado estos días un desafío a su gobierno.
“Desde el extranjero instan a la negociación entre los bandos, para resolver los problemas políticamente. ¡Menuda estupidez! ¿Acaso es posible negociar con criminales y asesinos?”, expresó.
En su opinión, las autoridades kazajas se enfrentan estos días a «criminales armados y entrenados, tanto locales como extranjeros”.
Según el jefe de Estado, el Comité de Seguridad Nacional y la Fiscalía General ya investigan la existencia de un puesto de mando que fue preparando y guiando en las acciones a los implicados en las acciones desestabilizadoras.
Indicó que alrededor de 20 mil extremistas protagonizaron los violentos disturbios registrados durante los días recientes en la ciudad de Almaty, la antigua capital del país.
El presidente kazajo informó que fue creado un grupo interdepartamental que se encargará de encontrar y aprehender a criminales y terroristas. “Prometo a la ciudadanía que todas estas personas serán sometidas a las más rigurosas sanciones penales”, enfatizó.
La situación en esta nación asiática se desestabilizó el 2 de enero, con el estallido de protestas por el alza de los precios del gas licuado de petróleo en el suroeste del país.
Una comisión gubernamental determinó dos días después bajar los precios del combustible, pero las protestas continuaron y se extendieron a otras zonas del país, sobre todo en Almaty, la mayor ciudad del país.
El mandatario kazajo aceptó el 5 de enero la dimisión del gobierno en pleno y asumió la jefatura del Consejo de seguridad nacional.
Informes oficiales citados por la agencia de noticias Sputnik, indicaron que 18 agentes de seguridad perdieron la vida y 748 sufrieron lesiones en los disturbios. El Ministerio del Interior kazajo reportó que fueron abatidos 26 individuos armados, otros 18 resultaron heridos.
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