El 7 de enero de cada año esa comunidad, que representa el 90 por ciento de los cristianos de esta nación norafricana, rompe su ayuno de 43 días para celebrar la festividad casi dos semanas después que la mayoría de las denominaciones occidentales, incluidos católicos y protestantes.
La diferencia resulta del uso de dos calendarios distintos, no de una disputa teológica subyacente, precisó a la prensa el obispo Abram de la diócesis de Fayum, gobernación ubicada al sur de esta capital.
Las iglesias occidentales siguen el calendario gregoriano, promovido por el papa Gregorio XIII e implementado en 1582 en Europa, mientras que las ortodoxas mantienen el juliano, introducido por Julio César en 46 a.n.e., que a su vez coincide con el copto.
En el siglo XVI, ese pontífice instó a sus astrónomos a estudiar el calendario y descubrieron que el año juliano era 11 minutos más corto que el solar.
Para corregirlo recalcularon todo el sistema y eliminaron los días adicionales, creando uno nuevo que se adelantó 13 días.
La Iglesia Ortodoxa siguió utilizando el más antiguo, de manera que el 29 Kiahk (25 de diciembre en el juliano) coincide con el 7 de enero en el sistema gregoriano.
Este año la navidad se celebra en medio de medidas menos estrictas ante la Covid-19 que las de 2021, cuando la asistencia a misa se limitó a figuras de la iglesia y la liturgia fue televisada.
El presidente de Egipto, Abdel-Fattah El-Sisi, asistió la víspera al culto navideño celebrado por la Iglesia Ortodoxa Copta de Egipto en la Catedral de la Natividad de Cristo en la Nueva Capital Administrativa, a unos 45 kilómetros de El Cairo.
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