Estadísticas divulgadas por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (Mpsas) pusieron las alarmas en particular sobre 15 municipios donde la cobertura no sobrepasa el 20 por ciento, y en el caso de uno, ni siquiera llega a cinco por ciento.
La reciente confirmación oficial de circulación de Ómicron desde inicios de diciembre del pasado año, se manifiesta en el incremento de contagios del 10 al 23 de ese mes con tres mil 185 a 78 mil 962 del 24 de diciembre al 6 de enero, lo cual elevó la positividad de cinco por ciento a 13,5 por ciento y en algunos lugares hasta 20.
Asimismo, la tasa de incidencia creció de 18,9 a 62,8 con el paso de 13 a 31 municipios a color rojo (alerta máxima en el semáforo Covid-19) y de 34 a 79 localidades en naranja (alerta alta).
Y si bien las autoridades de Salud agilizan el plan de vacunación en marcha para mayores de 12 años con la apertura de más de 700 centros a nivel nacional, las cifras son insuficientes para transitar con relativa calma por pronósticos de un nuevo pico de casos a finales de este mes o de febrero próximo.
De acuerdo con el Mspas, seis millones 618 mil 234 guatemaltecos cuentan con una primera dosis de biológicos (52,32 por ciento) de una población meta superior a 12,6 millones.
Sin embargo, cuando se contabilizan las segundas dosis, solo abarcan a cuatro millones 825 mil 871 personas, un 38,15 por ciento, de ahí los constantes llamados a no relajar las medidas de bioseguridad y acudir de inmediato a «poner el brazo» también para otra inyección de refuerzo como el mejor método preventivo para evitar cuadros graves de la enfermedad.
A la espera de un incremento considerable de pacientes positivos, el ministro de Salud Francisco Coma advirtió que en la actualidad las personas que están ingresando en los hospitales son las que no cuentan con ninguna protección, un 85 por ciento.
En cuanto al rango de edades, la mayor cantidad está entre 20 y 29 años (28 por ciento), seguido muy de cerca por guatemaltecos entre 30 y 39 años (24 por ciento).
A juicio de Coma, ello obedece a un mayor nivel de relajamiento de las medidas de bioseguridad.
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