El dominio del partido oficialista La República en Marcha y sus aliados en la cámara baja no deja dudas de que el actual pase sanitario se convertirá en pase de vacunación, un proyecto de ley ya respaldado en dos lecturas por la Asamblea desde el comienzo del año.
Anoche, el Senado, controlado por los conservadores adoptó por segunda vez un texto con diferencias respecto al aprobado por la cámara baja, un pulso que definitivamente terminará este domingo, ya que en Francia la Asamblea Nacional tiene la última palabra.
La versión que contó con el voto a favor de 187 senadores, el rechazo de 66 y la abstención de 88 volvió a suprimir la posibilidad de proceder a verificaciones de identidad por parte de personal de cines, restaurantes y otros sitios, en aras de evitar fraudes y falsificaciones.
Asimismo, eliminó la multa administrativa para los empleados que violen las normas de teletrabajo dictadas para detener la Covid-19, pero los diputados que acompañan al gobierno tendrán la oportunidad de recuperar esas acciones.
El ejecutivo pretende con el pase de vacunación aumentar la presión sobre los cinco millones de franceses renuentes a inmunizarse, en un escenario marcado por el avance incontrolable de la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2, responsable de un promedio diario de más de 300 mil casos.
Una vez en vigor, el documento que demuestra un esquema completo de vacunación de su portador será exigido para poder realizar algunos viajes y acceder a restaurantes, cines, teatros, museos, eventos, conciertos, espectáculos, instalaciones deportivas y otros lugares.
El gobierno aspiraba a tener en aplicación el nuevo pase ayer, pero las acciones opositoras en el Parlamento dilataron esa meta, mientras un sector minoritario de la población lo rechaza, con frecuencia bajo el argumento de que agrede las libertades individuales.
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