El referencial Brent del Mar del Norte subió 1,32 dólares, a 92,43 dólares el barril, luego de marcar de 92,66 dólares, máximos desde octubre de 2014.
Mientras el crudo ligero West Texas Intermediate de Estados Unidos ganó 1,45 dólares, a 91,72 dólares el barril, tras tocar su mayor cota en siete años de 91,91 dólares.
De acuerdo con los expertos, el último repunte fue ocasionado, en parte, por la ola de frío en Texas, cuestión que alimenta las preocupaciones sobre los cortes de producción en la Cuenca Pérmica, el mayor yacimiento de esquisto de Estados Unidos.
Además, prevén que en 2023 no habrá restricciones de movilidad, lo que significa que, con el mundo todavía en expansión, la demanda de petróleo también aumentará.
En tanto, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados, encabezados por Rusia y conocidos como OPEP+, acordaron mantener un aumento mensual de la producción de 400 mil barriles diarios, pero los consumidores insisten que el grupo debe aumentar la oferta más rápidamente.
Otro elemento que empuja al alza los precios del oro negro son las tensiones geopolíticas impulsadas por Estados Unidos en torno a Rusia y Ucrania.
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