Un día después de su llegada Rau dialogará con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, sobre temas relativos a la agenda de la OSCE, en particular la iniciativa polaca sobre el diálogo de seguridad europea, la situación en Ucrania y las consecuencias de la pandemia de la Covid-19.
Hoy el titular polaco visita ese último país, pero antes estuvo en Estados Unidos desde donde viajaron aquí más de mil soldados que reforzarán la presencia militar de Washington en el área.
Polonia aceptó, junto a Rumania, aumentar los efectivos armados bajo la bandera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para presionar a Rusia en medio de un diferendo fronterizo con Ucrania.
El despliegue se inserta dentro de la arremetida de Occidente contra Moscú y ocurre tras declaraciones de políticos y medios de comunicación, sin evidencias, sobre una supuesta invasión a territorio ucraniano.
Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa, manifestó que tales reportes son infundados y buscan escalar la tensión en la zona, al tiempo que subrayó que su país no representa amenaza para nadie.
El vocero no descartó la posibilidad de provocaciones desde Occidente para justificar tales declaraciones y advirtió que los intentos de resolver el problema en el sureste de Ucrania por la fuerza tendrían graves consecuencias.
En Europa las posturas están divididas y por estos días el tema fue objeto de debate en varios foros y visitas oficiales.
La víspera se reunieron en Alemania los presidentes de Francia, Emmanuel Macron; y de este país, Andrzej Duda, para dialogar con el canciller federal, Olaf Scholz, sobre la situación en el marco del Triángulo de Weimar.
Ese formato, activado en 1991, sirve para concertar posiciones comunes en cuestiones de cooperación, según el viceportavoz del ejecutivo germano, Christiane Hoffmann, y la cita ocurre cuando las tres naciones asumen puestos de liderazgo a nivel internacional.
Alemania preside el G7 en este primer semestre del año, Francia está al frente del Consejo de la Unión Europea y Polonia encabeza la OSCE.
Otros países del área como Bulgaria y Hungría declinaron las presiones y apostaron por el diálogo para zanjar las diferencias entre Rusia y Ucrania.
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