Al entregarle la condecoración, el presidente Alejandro Giammattei recordó que Carranza llegó a este país en 2013 y desde esa fecha acompañó al Estado en la promoción de la educación, la cultura, el apoyo de la paz y a la juventud, así como la protección del patrimonio cultural y a las estrategias para la reducción de la pobreza.
«Es de mucho agrado otorgarle esta orden, ya que representa una gratitud por un excelente trabajo como amigo de nuestro país», puntualizó el Jefe de Estado.
Ojalá que sea perceptible el sincero agradecimiento con que pronuncio estas palabras para recibir con humildad el reconocimiento, admitió, por su parte, el doctor en Ciencias por la Universidad de La Habana.
«Cuando recibí la noticia, créanme que fue una muy grata sorpresa, pues ni por un momento creí ser acreedor de esta distinción. Me costó unos minutos comprender de qué se trataba pues de mis 25 años en la Unesco, nueve fueron en Guatemala, un gran privilegio», afirmó.
Un país, dijo, que desde hace décadas sentía muy adentro, pues desde mis primeros años de estudios académicos en el Centro de Estudios de Suramérica en La Habana había tenido la oportunidad de estudiar y publicar artículos sobre su historia y cultura apasionantes.
Recordó como parte de sus vivencias, asistir a un magnífico curso impartido por el inolvidable dramaturgo e intelectual de esta nación Manuel Galich y escuchar en México una conferencia a Luis Cardoza y Aragón, entre otros, y desde entonces quedó Guatemala no solo en las líneas de mi mano, sino también en el corazón», reconoció.
Una segunda razón, afirmó, es que la historia de mi país y Guatemala están estrechamente entrelazadas desde el siglo XIX, cuando aquí encontraron alojamiento y afecto personalidades trascendentales como José Martí y José Joaquín Palma.
También al recibir la noticia, fui a profundizar en la figura histórica que da vida a esta orden, que ahora me honra, Antonio José de Irizarri, y encontré en los libros una personalidad con una vida extraordinaria, casi de novela, un intelectual, político, erudito, lingüista y filólogo con notables aportes a esta disciplina, rememoró.
Encontré a un hombre de acción que dejó su profunda huella en muchos países de la región desde Guatemala, Centroamérica y México hasta Chile, su segunda patria pasando por Venezuela, Colombia y el Ecuador, detalló Carranza, quien inició su carrera en la Unesco en 1998 como Especialista del Sector de Educación de la Oficina Regional de Cultura en La Habana, Cuba.
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