Desde el inicio del conflicto, en 2014, se disparó el déficit presupuestario en tanto los ingresos por impuestos se redujeron en un 30 por ciento, explicó el ministro yemenita de Planificación y Cooperación Internacional, Waid Batheeb, citado por la agencia oficial de noticias Saba.
El funcionario resaltó que la moneda nacional, el rial yemenita, se depreció en un 500 por ciento.
A finales del pasado año, la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental (Escwa) reportó que el Producto Interno Bruto de Yemen cayó a más de la mitad durante el periodo 2014-2020 debido al conflicto.
Las ventas de petróleo y gas representaron más de las 90 por ciento de las exportaciones de esta nación de 2005 al 2010, pero desde entonces la producción cayó de 400 mil barriles de crudo diario a 125 mil en 2015, una cifra que se redujo aún más en los últimos años, subrayó Escwa.
El ministro de Finanzas Salim bin Bureik afirmó recientemente que la economía está al borde del colapso.
Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, dos tercios de la población de Yemen, unos 20 millones de personas, dependen de la asistencia humanitaria y el 80 por ciento vive por debajo del umbral de pobreza.
Después de años de combates, esta nación árabe tiene la cuarta población de desplazados internos más grande del mundo con unos cuatro millones de personas, subrayó recientemente el organismo.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo consideró que Yemen atraviesa “la peor y más grande catástrofe humanitaria del mundo”.
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