De acuerdo con la publicación, la entidad financiera preservó el dinero de jefes de Estado, funcionarios de inteligencia, empresarios sancionados y violadores de derechos humanos, al menos desde la década de los 40 del pasado siglo y hasta entrada la segunda decena del actual.
El Credit Suisse, a través de un comunicado de la portavoz Candice Sun, rechazó enérgicamente las acusaciones e inferencias sobre sus supuestas prácticas comerciales, y apuntó que muchas de esas cuentas se remontan a décadas atrás, cuando se regían por leyes y prácticas diferentes.
Añadió que aun cuando no pueden comentar sobre clientes específicos, una parte de esas formaciones de fondos ya fueron cerradas, mientras que los activos operan luego de las debidas revisiones y otros pasos relacionados con el control.
La filtración parece ser parte de un esfuerzo concertado para desacreditar al banco y al mercado financiero suizo, enfatizó Sun.
The New York Times develó el hecho gracias a la filtración de un denunciante anónimo, quien ofreció los datos de 18 mil cuentas bancarias del Credit Suisse al periódico Süddeutsche Zeitung.
El rotativo alemán compartió la información con los miembros del grupo de periodismo sin fines de lucro Organised Crime and Corruption Reporting Project, al cual pertenece el diario norteamericano.
Se espera que las nuevas divulgaciones intensifiquen el escrutinio legal y político de la industria bancaria suiza, cuyas estrictas leyes de secreto han llevado a convertirla en refugio de quienes intentan ocultar dinero y evadir impuestos.
En particular la indagación debe recaer sobre Credit Suisse, uno de los gigantes del sector, y que según la revelación continuó sus negocios con los clientes incluso después de que funcionarios del banco señalaran actividades sospechosas relacionadas con sus finanzas.
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