Libia transita por un intento de transición política para poner fin a los enfrentamientos internos surgidos, tras la agresión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el asesinato del líder Muhammad Gadafi.
El gobierno libio formado en febrero, luego de negociaciones en Ginebra, contaría con el respaldo en todos los frentes por parte de la UE, de cuyas naciones varias estuvieron involucradas en las acciones bélicas contra el referido país.
De acuerdo con la prensa capitalina, el alto representante de la UE para Política Exterior y Seguridad Internacional, Josep Borrell, felicitó al nuevo gabinete del estado norafricano, después de recibir la administración general por ambas partes enfrentadas.
Con el fin de la partición del estado petrolero africano, afianzada en 2014 con enfrentamientos armados de autoridades que proclamaron gobiernos desde Trípoli y Bengasi, parece iniciarse un proceso de reconciliación, comenta la televisión capitalina.
Borrell abogó por un proceso pacífico estable y un mecanismo de vigilancia creíble del alto al fuego en uno de los estados africanos de mayor nivel de vida, antes de la agresión de la OTAN, consideran aquí observadores.
Fuentes del bloque comunitario señalaron, además, que el jefe de la diplomacia de esa organización regional se refirió a la misión Irini, prorrogada recientemente por otros dos años y que prevé garantizar el cumplimiento de un embargo de armas a Libia.
Tal operación prevé el abordaje por fuerzas de la UE en el mar Mediterráneo de buques sospechosos del contrabando de armas, el combate al tráfico de personas y a la venta ilegal de crudo, según el criterio de las naciones europeas.
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