Brígido Enciso, de la iglesia Filadelfia, y Luis Gilberto Cañete, de la Iglesia de Dios, acusaron a la entidad en nombre de los 11 clérigos de esa urbe, de encubrir al pastor José Insfrán, ligado al lavado de dinero.
Los evangélicos alegaron en conferencia de prensa que, además, a instancias de ese pastor, la APEP desintegró la filial 17 de dicha asociación que corresponde a Curuguaty, ciudad a unos 250 kilómetros de la capital.
El grupo de pastores de esa instancia rechazó a Insfrán como socio “porque es un capo con mucho dinero” y “desde un comienzo tenía una actitud sospechosa”, aseguraron los religiosos.
La APEP de Asunción –declararon los padres- recibió entonces al sacerdote cuestionado, quien acudió e ingresó a ella mediante el empleo de su influencia y en contra de la organización local.
Insfrán influyó desde aquel momento -testimoniaron los pastores- en la expulsión de los demás miembros de la filial de Curuguaty y, al final, la desactivó por completo.
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