Eso no es de extrañar pues el denominado “cuarto poder en Estados Unidos”, salvo escasas excepciones, se convirtió en parte del engranaje en su política unipolar para controlar al mundo, estiman comentaristas internacionales.
En Washington recientemente hubo protestas de algunos medios a los que no se les permitió viajar con las fuerzas que desplazó el Pentágono hacia Europa.
Una protesta tal vez justa que aparentemente dejó fuera al equipo de los grandes y comprometidos medios que acompañó la guerra contra Iraq por presuntamente tener armas de exterminio masivo. Nunca fue probado.
En su aproximación al tema, el escritor británico afirmó que los periodistas aplauden el armamento de las milicias y a los civiles que fabrican explosivos improvisados, actos que suelen tratar como terrorismo. Ahora no, pues esos grupos nacionalistas responden al plan diseñado.
De repente es sexy fabricar explosivos improvisados, al menos si los medios de comunicación te consideran blanco, europeo y «civilizado», pero, agregó Cook, otros movimientos de resistencia, especialmente en Medio Oriente, siempre se les califica de terroristas por hacer lo mismo.
Ucrania muestra el doble rasero de la política informativa. En unos casos, cuando les conviene a los intereses de Washington y aliados los que defienden sus derechos soberanos son tildados de terroristas y presentados al mundo como lo peor de la especie humana. Ellos son los “malos”.
Mientras, los grupos nacionalistas, pronazis, xenófobos y racistas son paladines de la libertad pese a que asesinan niños, mujeres y ancianos para apoyar el expansionismo occidental.
Los ejemplos abundan en Palestina ocupada, en Kosovo, en Yemen, en Siria y en múltiples lugares víctimas de la política de seguridad estadounidense. Esos son los “buenos”.
Cook ejemplificó que los medios de comunicación occidentales se angustian de vez en cuando por las vidas perdidas o las piernas amputadas de los que son objetivo de los francotiradores.
Pero ninguno de ellos vitorea esta «resistencia» palestina como lo hace con la ucraniana. Más bien, los manifestantes son tratados como incautos o provocadores de Hamás.
Gaza, a diferencia de Ucrania, no tiene ejército, y sus combatientes, a diferencia de los de Ucrania, no están siendo armados por Occidente, dijo.
El doble rasero es evidente y está en todas partes. Es imposible afirmar que los periodistas que hacen esto, ignoran las convenciones de información en otros lugares.
En su mayoría son veteranos de las zonas de guerra de Medio Oriente, bien acostumbrados a cubrir Gaza, Bagdad, Nablus, Alepo y Trípoli, agregó.
Lo que ocurre hoy en Ucrania es muestra evidente de la manipulación mediática y como una bien engrasada maquinaria de desinformación consigue lo que Occidente es incapaz de lograr en el campo de batalla.
Para ellos los muertos importan siempre que sean estadounidenses o de otros países miembros de la OTAN. Del otro lado son daños colaterales.
Es frecuente en estos días que el llamado “Cuarto Poder” se ufane en publicar engaños e invenciones acaparando titulares cuando son útiles como propaganda, sólo para ser retirados silenciosamente mucho después, opinó Cook.
Por otra parte, no es de extrañar que surjan nuevas historias ficticias que culpen a las tropas rusas de masacres. La desinformación se comparte de forma aún más agresiva en las cuentas de las redes sociales occidentales, y la mayor parte de ella está diseñada para evocar la simpatía por Ucrania y la hostilidad hacia Rusia.
Si hay propuestas de juzgar a Rusia por su política, también el “Cuarto poder” debería rendir cuentas por su patrioterismo sin sentido, sus exageraciones, su credulidad, su doble rasero y sus engaños, subrayó Cook.
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