Este conflicto es uno de los mayores propulsores de las necesidades humanitarias en esa nación y, lamentablemente, el panorama es sombrío, opinó el secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios de la mayor organización internacional, Martin Griffiths.
Al referirse al impacto de la contienda en esa nación de la península arábiga precisó que importa cerca del 90 por ciento de sus alimentos y casi todo el combustible y otros bienes esenciales, y que muy pronto esos insumos pueden ser mucho más difíciles de obtener dada la situación internacional.
Griffiths añadió que alrededor de un tercio del trigo consumido en Yemen proviene de Rusia y Ucrania, por lo que el conflicto actual puede restringir la oferta e incrementar los precios de los alimentos, que ya el año pasado se duplicaron en el país, situación que debilita aún más su frágil economía.
El también coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU refirió que a partir de 2015, los donantes internacionales aportaron 14 mil millones de dólares para apoyo humanitario en Yemen, lo que evitó una hambruna masiva en varias ocasiones y permitió mantener estables las tasas de mortalidad y morbilidad durante el conflicto.
En estos momentos dos tercios de los principales programas de la ONU se redujeron o cerraron, lo que implica recortes en servicios básicos como ayuda alimentaria, agua, atención de salud y protección para las personas que huyen de la violencia en Marib y en otros lugares de ese país, precisó.
Yemen está al borde de una catástrofe, con 17,4 millones de personas que necesitan asistencia para alimentarse y cada vez una proporción mayor de la población está en condiciones de emergencia, advirtieron este lunes varias agencias de la ONU.
El número de personas que probablemente no podrán satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas podría llegar a la cifra récord de 19 millones entre junio y diciembre de 2022, alertaron la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el Programa Mundial de Alimentos y la Unicef.
Otros organismos prevén que el número de yemeníes en la pobreza extrema puede aumentar a 22,2 millones en 2030, el 65 por ciento de la población, mientras se calcula que en los últimos seis años, la crisis provocó la pérdida de 126 mil millones de dólares de crecimiento económico potencial.
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