El primer ministro, Petr Fiala, afirmó este jueves que “debemos admitir que estamos al borde de lo que podemos absorber sin mayores problemas”, pues diariamente llegan miles de personas procedentes de esa nación, a pesar de que la misma no es fronteriza.
Fiala se refirió entre las medidas aprobadas por su ejecutivo para apoyar a estos refugiados, además de una ayuda financiera de 200 euros, cambios en las regulaciones para facilitarles los visados, así como el acceso a los servicios sanitarios, la educación y los puestos laborales.
La llegada masiva de esos refugiados se produce como consecuencia del conflicto en Ucrania, tras el inicio por Rusia el 24 de febrero último de una operación militar especial, en respuesta a la ayuda solicitada por Donetsk y Lugansk para enfrentar la agresión de Kiev.
El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó al informar el comienzo de esa operación, que su objetivo era proteger a la población de esas regiones de los abusos y el genocidio que sufrió durante los últimos ocho años, así como desmilitarizar y desnazificar Ucrania.
Los migrantes ucranianos llegan en su mayoría por tren a la estación central de Praga, luego de pasar por Eslovaquia, y aunque algunos siguen rumbo hacia otros destinos, muchos optan por quedarse en República Checa.
En este país centroeuropeo, con 10,7 millones de habitantes, existe una importante comunidad ucraniana que antes del inicio del conflicto sumaba unas 160 mil personas.
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