En una noche fresca, de cielo estrellado, nuestro satélite acompañante lució más grande de lo usual.
Toma el citado apelativo, al coincidir con la época de deshielo, momento de salida de los gusanos de la tierra.
Este fenómeno astronomico se produce en la noche del 28 de marzo, fecha de gran significado para distintas culturas en el mundo, coincidiendo para los cristianos con el Domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa, conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Asimismo, marca la llegada de la primavera, el periodo lluvioso, instante en que la humanidad recibe los mayores beneficios de la tierra, se traduce en trabajo intenso para lograr las mejores cosechas.
De acuerdo con los científicos, el equinoccio de primavera es el periodo del año en que la duración del día y la noche se igualan como consecuencia de la posición del eje de la Tierra con respecto al Sol, permitiendo que los rayos solares incidan de igual forma sobre ambos hemisferios.
Es el punto donde el Sol en su movimiento anual aparente por la eclíptica pasa de sur a norte del ecuador celeste, y su declinación cambia de negativa a positiva. También se suele llamar a este punto o nodo equinoccio primavera.
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