Zhao Lijian, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, consideró esos señalamientos la evidencia de que Washington y otras potencias pretenden arruinar tanto la imagen gubernamental, como el desarrollo y la economía del país.
Según remarcó, en la región autónoma uigur de Xinjiang no existe trabajo forzado y cada empleado de la industria del algodón firma contratos con acápites ‘sobre la igualdad, consenso y negociación’ en caso de disputas con la administración.
También se refirió al uso creciente de máquinas para cosechar y recoger el producto, así como la introducción de otras tecnologías para optimizar las labores.
El portavoz de la Cancillería refutó así el llamado de la Casa Blanca a que la comunidad internacional se oponga a China porque ‘usa como arma la dependencia de las empresas privadas de su mercado para atacar la libre expresión y frenar las practicas éticas en los negocios’.
La apelación sigue a la polémica y boicot que enfrentan aquí marcas de ropa como la sueca H&M, las estadounidenses Gap, Nike y New Balance, la alemana Adidas, la británica Burberry y la japonesa Uniqlo, por suspender el algodón producido en Xinjiang.
‘China insta a las empresas extranjeras relevantes a operar en el país de acuerdo con las leyes y regulaciones, y no convertirse en un instrumento de ciertas fuerzas políticas ni desafiar a la opinión pública’, Zhao acotó hoy respecto a la controversia.
Por otro lado, autoridades del territorio autónomo denunciaron la manipulación del respeto a los derechos humanos por parte de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea.
También negaron las acusaciones sobre genocidio, abuso laboral, agresión sexual a mujeres, separación de las familias e internamiento obligatorio a niños en edad escolar de las minorías étnicas, con fuerte composición de musulmanes.
En reiteradas ocasiones, el Gobierno chino deploró la politización de tema Xinjiang en Occidente y aseguró que los programas aplicados allí buscan frenar el terrorismo, el separatismo y la radicalización.
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