De acuerdo con el portal R7, se calcula que 4,6 millones de brasileños recibirán esta segunda porción de refuerzo.
La acotación precisa que la aplicación debe hacerse cuatro meses más tarde de la primera dosis de refuerzo (o tercera). La orientación es que la sustancia inyectable sea preferentemente del laboratorio estadounidense Pfizer.
De igual manera pueden utilizarse como alternativas los inmunizantes de las empresas belga Janssen y sueca AstraZeneca.
Antes de las orientaciones, la llamada cuarta dosis solo se administraba a personas -incluidos los adolescentes- con inmunosupresión. Es decir, grupos con problemas en el sistema inmunológico.
En el texto, la cartera reconoce que hay pocos datos sobre la magnitud y la duración de una cuarta dosis de refuerzo.
Sin embargo, «deben utilizarse diferentes estrategias de vacunación por parte de los países en función de la situación epidemiológica y disponibilidad de la vacuna”.
Además, agrega, debe tenerse en cuenta la aparición de nuevas variantes preocupantes, especialmente para las recomendaciones a los grupos más vulnerables.
La decisión de incorporar la cuarta dosis fue tomada por la Cámara Técnica Consultiva de Inmunización (CTAI), que tuvo en cuenta la menor eficacia de las vacunas en este público.
Ahora la CTAI estudia la necesidad de ampliar la cuarta dosis a otras edades. La estrategia servía a personas inmunocomprometidas desde hace 12 años. «El Ministerio de Sanidad vigila la necesidad de la aplicación de la segunda dosis de refuerzo en otros grupos de edad y las recomendaciones pueden ser revisadas en cualquier momento», refiere la nota.
Desde el 21 de marzo, el Gobierno de Sao Paulo, el estado más poblado y rico del país, aplica la cuarta dosis de la vacuna en personas mayores de 80 años.
«Con la confianza y el apoyo del comité científico (del patógeno) pasamos a la cuarta dosis. La recomendación es que todos los inmunizantes disponibles en la red puedan aplicarse en esta nueva fase», afirmó el gobernador Joao Doria.
La junta tuvo en cuenta para su decisión la alta tasa de mortalidad entre los ancianos del grupo de edad durante la circulación de la variante Ómicron del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.
También Sao Paulo y la ciudad de Río de Janeiro decidieron terminar con la obligatoriedad en el uso de mascarilla en entornos abiertos y cerrados, excepto en el transporte público y centros de salud.
Brasil acumula en general 657 mil 998 fallecidos y 29 millones 729 mil 991 contagios por la dolencia.
msm/ocs