La pausa federal entró en vigor en marzo de 2020, al inicio de la emergencia sanitaria, para ayudar a los graduados de la universidad con débitos que perdieron sus empleos, según reportes de medios locales.
Una vez que ese periodo de gracia termine, los deudores tendrán que empezar a pagar de nuevo su préstamo estudiantil federal y si el mandatario no amplía la prórroga muchos universitarios se verán en aprietos, señaló el diario La Opinión.
Hay quienes opinan que es necesario extender la pausa porque la pandemia se mantiene, son crecientes las tensiones con Rusia por el conflicto en Ucrania y la inflación es alta.
“Todo está súper caro, la gasolina, la renta”, comentó uno de los afectados, citado por ese periódico de California.
Añadió que los primeros años son muy difíciles para los egresados de la universidad, y encontrar buenos empleos que les permitan pagar la deuda estudiantil, es muy complicado.
“Salimos muy endeudados, y sin un trabajo bueno, es muy difícil pagar la deuda”, subrayó.
Cuando en diciembre Biden anunció la prolongación de la moratoria de los préstamos estudiantiles federales, organizaciones que abogan por la abolición de esa carga financiera celebraron la medida.
Activistas de la Debt Collective declararon en un comunicado que era un gran triunfo para 45 millones de deudores de préstamos estudiantiles y sus familias de este país.
El monto medio de los préstamos puestos en pausa es de 36 mil 800 dólares, de acuerdo con estadísticas oficiales.
La cifra de endeudados con al menos 100 mil dólares llegó a los 3,2 millones en el segundo trimestre de 2020, un 33,3 por ciento más que en 2017, según datos del Departamento de Educación.
Mientras la edad promedio de los gravados es de 36 años, aunque un 15 por ciento tiene más de 50.
Algunos expertos consideran este tema una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento en Estados Unidos.
rgh/dfm