Ambos llenaron de gloria al deporte cubano en disímiles competencias y escenarios de todo el mundo, George como entrenador y Stevenson desde el cuadrilátero, donde es reconocido como el mejor boxeador de la historia en el sector amateur.
A 89 años de su natalicio, “Eugenio” es recordado no solo por ser el mejor entrenador del mundo en el siglo XX de la Federación Internacional de voleibol o por integrar su Salón de la Fama, sino también por ser un excelente pedagogo y educador de atletas.
Jugó en las selecciones nacionales que disputaron los Juegos Panamericanos de México-1955 y Chicago-1959, el Campeonato Mundial de París-1956 y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Jamaica, en 1962.
Tan solo cuatro años después, debutó como entrenador del equipo cubano masculino que ganó el cetro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Puerto Rico 1966.
Años después pasó a dirigir el elenco femenino y con éste, ganó las principales competencias de la última década del siglo pasado, entre ellas tres Juegos Olímpicos, dos Mundiales, dos Campeonatos universales y cuatro Copas del Mundo, por solo citar algunas.
Por sus logros, igualmente fue seleccionado como director de la Comisión Técnica y de Entrenadores de la Norceca; asesor de la Federación Cubana; Héroe Nacional del Trabajo y Orden del Collar Dorado de la Federación Internacional.
Mientras tanto, “Pirolo” como le llamaban a Stevenson amigos, compañeros y familiares, tejió una amplia hoja de servicio con anécdotas y hazañas inolvidables.
Oriundo de Puerto Padre, en la oriental provincia de Las Tunas, Stevenson comenzó su triunfal carrera desde muy joven, ganando el Campeonato nacional juvenil de La Habana 1968, y siendo subtitular cubano un año después.
Entonces, deslumbró por su talento al entrenador de la antigua Unión Soviética, Andrei Chervonenko, quien lo llamó a la preselección nacional para entrenar directamente con él y con el profesor Alcides Sagarra.
De ahí en lo adelante, comenzó a escribir su legado deportivo, con triunfos en las citas olímpicas de Múnich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980, así como en la justas universales de La Habana 1974, Belgrado 1978 y Reno 1986.
Asimismo, en su palmarés se hallan medallas de oro de Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos y nacionales, lo que demuestra el alto nivel alcanzado en el deporte y su consagración al mismo, hasta llegar a ser el mejor boxeador amateur de todos los tiempos.
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