Según la fuente, una delegación de religiosos, acompañados por diplomáticos extranjeros y dirigentes islámicos, visitaron la instalación para expresar su respaldo a los empleados y rechazar el asalto ejecutado el sábado último por los colonos, quienes fueron protegidos por la policía.
El secretario general del Comité Islámico-Cristiano de apoyo a Jerusalén y los lugares sagrados, Hatem Abdel-Qader, destacó la importancia de los hoteles Petra e Imperial, pertenecientes al Patriarcado Ortodoxo Griego, porque sirven de entrada a los peregrinos a la Ciudad Vieja.
Por su parte, el presidente del Comité Presidencial Superior de Asuntos de Iglesias, Ramzi Khoury, denunció el vandalismo de esas personas.
A principios de este año la prensa israelí reveló planes de las autoridades de la urbe para expandir un parque nacional en tierras propiedad de la iglesia y lugares sagrados cristianos en Jerusalén Este.
El periódico The Times of Israel destacó la “feroz oposición de los dirigentes cristianos” a la medida, en medio de fuertes tensiones con los palestinos debido a la continua colonización judía de la zona, que la comunidad internacional considera ocupada por Tel Aviv desde 1967.
El proyecto 101-674788 ampliaría los límites del Parque Nacional de los Muros de Jerusalén para incluir una gran sección del Monte de los Olivos junto con partes adicionales de los valles de Kidron y Ben Hinnom.
En febrero último los patriarcas ortodoxo griego de la urbe, Teófilo III, y armenio, Nurhan Manoogian, así como el custodio de la Iglesia católica de Tierra Santa, Francesco Patton, instaron al Gobierno a actuar.
Bajo el pretexto de proteger los espacios verdes, esa propuesta parece servir a una agenda ideológica que niega el estatus y los derechos de los cristianos en la metrópoli, advirtieron en una carta.
Las tropas israelíes ocuparon la zona oriental de Jerusalén en la guerra de 1967, y desde entonces se niegan a retirarse pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
De hecho, en 1980 las autoridades israelíes declararon a toda la urbe como la capital eterna e indivisible del país, una postura rechazada por la comunidad internacional, que considera la zona este como parte del futuro Estado palestino.
oda/rob