Un breve reporte de prensa informó sobre el arribo de los funcionarios y hasta ahora se desconoce cuándo comenzarán a trabajar junto a los colegas chinos en las pesquisas.
La referida Junta investiga todos los accidentes de aviación y de transporte en Estados Unidos y es la encargada allí de hacer recomendaciones de seguridad para prevenir incidentes fatales en el futuro.
El vuelo comercial MU5735 -operado por la compañía China Eastern Airlines- se estrelló con 123 pasajeros y nueve tripulantes a bordo el pasado 21 de marzo en las montañas de la región autónoma de Zhang de Guangxi (sur), cuando viajaba desde Kunming hasta Guangzhou.
La nave despegó a las 13:15, hora local, luego a las 14:19 comenzó a descender bruscamente a una velocidad de 845 kilómetros por hora desde una altitud de ocho mil 869 metros y dos minutos después perdió el contacto con los radares.
Hasta ahora se comprobó que en el momento del hecho las condiciones del tiempo eran normales, los nueve tripulantes tenían buena salud, el avión cumplió con los requerimientos de seguridad antes de despegar y mantuvo comunicación con las torres de control desde su despegue hasta la caída.
La autoridad de Aviación Civil de China concluyó la semana pasada la identificación de las 132 víctimas y la recolección de restos humanos, objetos personales y partes rotas del aparato, en el sitio exacto donde colapsó.
Además, sigue adelante la decodificación de las dos cajas negras, se prevé completar en 30 días un reporte preliminar de la pesquisa sobre las causas de la tragedia y un equipo de analistas trabaja en la reconstrucción de la trayectoria recorrida por el MU5735.
A raíz del suceso, el gobierno chino ordenó una revisión exhaustiva de los sistemas de seguridad en todos los sectores socioeconómicos del país.
El presidente Xi Jinping calificó la tragedia aérea como “la campanada de alerta” en medio de recurrentes incidentes letales en terrenos como el transporte, la construcción y las minas de carbón.
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