Essam al-Motwakel, vocero de la corporación petrolera administrada por la milicia, anunció que la coalición árabe permitió la entrada del barco como parte de los acuerdos alcanzados.
El cese de los combates entró en vigor ayer a las 19:00 hora local tras un pacto negociado por el enviado especial de la ONU para Yemen, Hans Grundberg.
La suspensión de los enfrentamientos coincidió con el inicio este sábado del Ramadán, mes sagrado para los musulmanes.
Según el acuerdo, hasta 18 buques podrán descargar combustible en Al Hudeida, cuyo puerto recibe dos tercios de la ayuda humanitaria que ingresa a esta nación árabe, devastada tras casi ocho años de guerra.
Además se permitirán dos vuelos comerciales semanales desde y hacia Saná, en poder de los hutíes, con destino a Jordania y Egipto.
Grundberg anunció la suspensión de “todas las operaciones militares ofensivas aéreas, terrestres y marítimas dentro de Yemen y más allá de sus fronteras”.
La última frase alude a los sistemáticos ataques de la milicia con drones y misiles contra blancos en Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, cuyas autoridades respaldan al presidente yemenita, Abd Rabbu Mansour Hadi.
La pasada semana los rebeldes anunciaron un alto el fuego unilateral de tres días, a lo cual las autoridades sauditas respondieron con otro similar durante la celebración del Ramadán.
El conflicto comenzó en 2014, cuando los rebeldes se levantaron en armas y ocuparon grandes extensiones del país, incluida Saná.
Al año siguiente una coalición árabe, encabezada por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo de Hadi.
Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, dos tercios de la población, unos 20 millones de personas, dependen de la asistencia humanitaria y el 80 por ciento vive por debajo del umbral de pobreza.
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