A través de su cuenta en la red social Twitter, el titular de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) calificó esta decisión como un grave precedente y una muestra más del doble rasero y la politización imperante dentro del Sistema de Naciones Unidas.
“(…) es una muestra de la crisis del sistema multilateral, de su instrumentalización política y del doble estándar de quienes lo utilizan selectivamente. Este antecedente socavará aún más la frágil legitimidad de esos órganos”, subrayó Llorenti en la plataforma comunicacional.
En medio de fuertes presiones por parte de Estados Unidos sobre países miembros de la ONU, la Asamblea General aprobó este jueves la resolución para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos.
El documento se adoptó con el voto de 93 países a favor, 24 en contra y 58 abstenciones, y varias representaciones de países del sur denunciaron que el texto no fue discutido previamente con los estados miembros de Naciones Unidas.
La politización del tema de los derechos humanos fue uno de los puntos abordados por las delegaciones que se opusieron al documento.
Días antes de esta votación, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expresó preocupación por el precedente que esta decisión puede sentar.
La representación de Rusia ante la ONU consideró al intervenir este jueves en la Asamblea General que ese no era el lugar ni el momento “para una obra de teatro”.
Esta resolución es un intento de Estados Unidos de mantener dominación y control de los derechos humanos en las relaciones internacionales, señaló la delegación de Moscú.
A inicios de esta semana, Washington anunció que buscaba la expulsión de Moscú del Consejo de Derechos Humanos y puso como justificación supuestos crímenes de guerra cometidos por tropas rusas en Ucrania.
El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el 24 de febrero último el inicio de una operación militar en territorio ucraniano ante la solicitud de ayuda de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, y en respuesta a la agudización de las posturas belicistas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
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