Mientras potencias europeas pagan con vidas la irresponsabilidad de farmacéuticas, esa pequeña isla, un país pobre, de esos que despectivamente llaman del ‘tercer mundo’, lejos de limitarse a ‘esperar que otros mastiquen para ellos tragar’ puso manos a la obra y tienen cinco candidatos vacunales contra la Covid-19, escribe Marte en el diario El Día.
Toda una hazaña, apunta el destacado periodista, ‘si tomamos en cuenta que se trata de un país pequeño, con 11 millones de habitantes, pero el tamaño no sería tan relevante si no fuera porque se trata de un país con escasos recursos naturales, víctima de una guerra económica que hace 60 años le mantiene Estados Unidos’.
Ningún otro nombre le hubiera caído tan bien a una vacuna contra la Covid-19 como Soberana, por eso, aunque los científicos cubanos desarrollan otras vacunas, ‘yo me quedo con esta por lo que simboliza: Soberanía, lo más parecido a Libertad’, agrega.
Asimismo, sostiene que ‘decir Soberana es decir Cuba, porque hace más de medio siglo esa nación decidió andar su propio camino, y ese es un ejemplo de dignidad en medio de un archipiélago donde la mayoría de sus gobernantes se muestran sumisos ante una potencia la cual más que un hermano mayor se asemeja a un verdugo implacable’.
‘La vacuna aún no está completamente certificada como vacuna oficial, pero las autoridades confían tanto en su efectividad que el proceso para administrarla a 150 mil médicos, enfermeras y trabajadores de la salud cubanos está en marcha y según las autoridades, la meta es vacunar a los residentes de La Habana antes de finales de mayo’, expresa Marte.
También expone que varios países de la región mostraron interés en adquirir las vacunas cubanas, incluso Dominicana, país el cual gracias a las vacunas compradas a China y a India no estamos tan rezagados, podríamos beneficiarnos.
El periodista manifiesta que si algo caracteriza a Cuba desde el triunfo de la Revolución ‘encabezada por el inmenso Fidel Castro’, además de su independencia política, es su solidaridad con otros pueblos.
Que la pandemia sirva para afianzar el principio de solidaridad, pero sobre todo para avanzar y vencer obstáculos en ese difícil, pero decoroso camino elegido por los cubanos, como lo es ser una nación libre y soberana, vacuna infalible contra la dependencia y el lacayismo, algo tan dañino como la Covid-19, concluye.
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