El portavoz del ente castrense, mayor general Ígor Konashénkov, amplió que también resultaron eliminados tres puestos de mando, un radar de iluminación y detección de objetivos, así como 58 bases de operaciones y zonas de concentración de equipamiento militar.
En total, desde el inicio de la operación en Ucrania, las fuerzas rusas aniquilaron 129 aviones, 99 helicópteros, 243 sistemas de misiles antiaéreos S-300, Buk-M1 y Osa, además de 441 drones, dos mil 79 tanques y otros vehículos blindados.
Según la cartera de Defensa de Moscú, a las bajas contabilizadas se suman 239 lanzacohetes múltiples, 909 unidades de artillería de campaña y morteros, así como dos mil tres unidades de vehículos militares especiales.
Rusia inició el pasado 24 de febrero una operación militar en Ucrania, luego que las autoridades de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk le solicitaran ayuda para repeler el aumento de la agresión y los intensos bombardeos por parte de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
En su discurso para informar sobre el comienzo del operativo, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el objetivo es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio de Kiev durante los últimos ocho años, además de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques no están dirigidos a la población ni a las ciudades ucranianas, sino contra las infraestructuras militares del país.
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