Durante una de las reuniones de la asamblea de primavera entre el FMI y el BM, líderes de estos organismos y del G7, del G20, del Gobierno estadounidense y del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) analizaron un problema que afecta con más fuerza a las naciones pobres.
Los líderes del BM y el FMI atribuyeron el incremento de precios de los alimentos a la guerra en Ucrania, pero no refirieron las consecuencias de las sanciones desde Occidente hacia Rusia que incluyen restricciones al comercio.
De hecho, los ministros de finanzas de Alemania Christian Lindner, y de Indonesia, Sri Mulyani Indrawati, en representación del G7 y el G20 respectivamente, consideraron necesario mantener las fronteras abiertas para el comercio y no imponer restricciones a la exportación de ciertos alimentos o de pesticidas, algo que han hecho varias naciones desde que comenzó el conflicto.
Según el índice del BM que mide los precios globales de los alimentos, en marzo hubo un aumento récord del 37 por ciento con respecto al mismo mes del año anterior, explicó su presidente, David Malpass.
Mientras, los costos de los pesticidas crecieron un 20 por ciento en marzo con respecto a enero.
Por su parte, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, recordó la crisis económica de 2008 cuando el mundo vivió una situación similar y consideró que “actuar rápido y de manera coordinada es esencial para mantener el libre comercio funcionando”.
Ambos organismos consideraron necesario elaborar un plan que ofrezca alimentos y ayuda financiera a los países más vulnerables, así como asegurarse de que haya suficiente oferta de productos agrícolas.
Por su parte, el presidente del FIDA, Gilbert F. Houngbo, exprimer ministro de Togo, recordó que el 80 por ciento de los hombres y mujeres que viven en extrema pobreza en el mundo están en áreas rurales.
Hay que pensar no solo en niveles macroeconómicos, sino también microeconómicos con soluciones que permitan mejorar la vida diaria de los más pobres, dijo.
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