Sri Lanka incumplió el pago de su deuda externa de 51 mil millones de dólares en abril y quedó sumida en una fuerte recesión económica que desató múltiples protestas desde principios de julio que precipitaron la huida del país del entonces presidente Gotabaya Rajapaksa y su posterior renuncia.
Es política del Banco Mundial condicionar su asistencia financiera a países pobres y endeudados mediante la ejecución de políticas neoliberales.
Hasta que no se establezca un marco de política macroeconómica adecuado, el Banco Mundial no planea ofrecer nueva financiación a Sri Lanka, explicó el prestamista internacional en un comunicado emitido el viernes.
La nación asiática también se encuentra en conversaciones de «rescate» con el Fondo Monetario Internacional, pero los funcionarios aseguran que el proceso demorará varios meses.
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