El fantasma del llamado ´partygate´ lo persiguió incluso en Nueva Delhi, donde los periodistas británicos que lo acompañaron en la visita no le dieron respiro, sobre todo después que en Londres el Parlamento decidió investigar si el gobernante mintió deliberadamente cuando aseguró en diciembre pasado que jamás violó las regulaciones sanitarias vigentes por la Covid-19.
Se trata de la tercera investigación que enfrenta Johnson por la docena de fiestas ilegales realizadas en Downing Street en momentos en que el país se encontraba bajo un confinamiento estricto para tratar de frenar la propagación del coronavirus SARS-CoV-2.
Con anterioridad, una pesquisa interna dirigida por la funcionaria pública Susan Gray concluyó que en esas reuniones sociales donde según trascendió hubo tragos de por medio se cometieron faltas graves de liderazgo y de juicio por parte del primer ministro y de sus ayudantes.
La Policía Metropolitana, que a raíz de las denuncias decidió tomar cartas en el asunto, ya impuso una multa a Johnson, a su esposa Carrie y a medio centenar de personas más por participar en una fiesta de cumpleaños organizada en honor del líder conservador en junio de 2020.
La investigación policial aún no ha concluido, y aunque Scotland Yard dijo que no hará público sus resultados hasta que concluyan después de las elecciones parciales de mayo próximo, no se descarta que Johnson y sus allegados reciban otras sanciones pecuniarias.
En Nueva Delhi, el primer ministro británico volvió a mostrarse desafiante, al reiterar que no piensa renunciar, como le exigen la oposición y casi una veintena de sus correligionarios en la Cámara de los Comunes.
Para la mayoría de los analistas, el hecho de que ninguno de los diputados conservadores se opusiera este jueves a la moción presentada por los laboristas para que el Comité de Privilegios investigue si el primer ministro le mintió al Parlamento es una señal clara de que su liderazgo está en entredicho, incluso dentro del Partido Conservador. jcm/nm
