El portavoz del teatro operacional norte, Chongo Vidigal, informó que la zona se halla bajo el control del ejército, luego de varios días de enfrentamientos con los reductos del grupo yihadista Al Shabab, cuyo ataque comenzó el pasado 24 de marzo.
Palma está completamente tomada, completamos el esclarecimiento de la única área que falta por clarificar, el aeródromo del poblado, precisó el vocero.
Sin embargo, la situación continúa siendo delicada en términos de garantías para el regreso de miles de habitantes forzados a huir debido a las acciones terroristas.
Al decir de Vidigal, se trata de una fase crítica, pues es preciso actuar con mucha agudeza, atención y ponderación para recibir a los desplazados y realizar, al mismo tiempo, las labores de profilaxis a fin de impedir la infiltración de grupos armados.
En declaraciones a la prensa, el gobernador de la provincia de Cabo Delgado, Valige Tauabo, corroboró que ‘el enemigo fue derrocado’ en Palma, y debe garantizarse el retorno seguro de los habitantes.
Los sucesos en esa ciudad costera, perteneciente a Cabo Delgado, para nada constituyen hechos excepcionales; reportes oficiales reconocen que la región sufre hace más de tres años los embates de grupos armados.
Según estimaciones de las Naciones Unidas, la crisis humanitaria en la provincia generó más de 700 mil damnificados desde el inicio del conflicto en 2017.
De acuerdo con la oficina de ONU para la coordinación de asuntos humanitarios, más de nueve mil personas resultaron desplazadas por el ataque del 24 de marzo en la ciudad de Palma, reivindicado por Al Shabab, del autodenominado Estado Islámico en África Central.
En opinión del presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, el atentado ‘no fue el más grande de los muchos que tuvimos, pero tiene el impacto de haber ocurrido en una zona, en la periferia de los proyectos en marcha en esa provincia’.
Las apreciaciones del mandatario reconocen el perjuicio económico en detrimento de millonarios planes inversionistas, entre ellos los vinculados a la explotación de varios yacimientos de gas natural, con la intervención de transnacionales petroleras en la península de Afungi.
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