Un nuevo estudio de investigadores del Programa de Vacunas de Precisión del Hospital Infantil de Boston, Estados Unidos, comprobó que dicho inmunógeno induce cambios específicos en los metabolitos y lípidos que se correlacionan con las respuestas del sistema inmunitario innato.
El equipo internacional encargado de la indagación, estudia la inmunización en los primeros años de vida, para recoger y perfilar exhaustivamente muestras de sangre de recién nacidos inmunizados con BCG y comenzaron con muestras de sangre de recién nacidos de bajo peso en Guinea Bissau inscritos en un ensayo clínico aleatorio para recibirla al nacer o después de seis semanas.
Con métodos que se basan en el uso de la metabolómica y la lipidómica, así como un potente enfoque de big data; los científicos detallaron el impacto de la inmunización con BCG en el plasma sanguíneo de los recién nacidos y descubrieron que las vacunas BCG administradas en el momento del nacimiento cambiaban los perfiles de metabolitos y lípidos en el plasma sanguíneo con un patrón distinto al del grupo que recibió la vacuna con retraso.
Esas modificaciones se correlacionaron con los cambios en la producción de citoquinas, una característica clave de la inmunidad innata, indicaron los especialistas en un artículo publicado en la revista Cell Reports.
También obtuvieron resultados paralelos cuando analizaron el BCG en muestras de sangre del cordón umbilical de una cohorte de recién nacidos de Boston y en muestras de un estudio separado del Consorcio del Proyecto de Inmunología Humana sobre recién nacidos de Gambia y Papúa Nueva Guinea.
“Estudiamos tres formulaciones diferentes de la vacuna BCG y demostramos que convergen en vías de interés similares. La remodelación del metaboloma por ella puede contribuir a los mecanismos moleculares de la respuesta inmunitaria del recién nacido», dijo la autora del artículo, Joann Diray Arce.
Resaltó que este centenario inmunizante se fabrica a partir de un germen vivo y debilitado, pero las “vacunas vivas” como la BCG parecen activar el sistema inmunitario de una forma muy diferente en los primeros años de vida, proporcionando una amplia protección contra una serie de infecciones bacterianas y víricas.
La vacuna BCG fue descubierta en el año 1921 por Albert Calmette y Camile Guérin, de cuyas iniciales toma el nombre y su uso masivo comenzó en 1947, por parte de la Cruz Roja danesa.
A diferencia de otras, se administra estrictamente por vía intradérmica en la cara externa superior del brazo o en la cara externa del muslo.
Es la vacuna más ampliamente administrada en la historia y unos 200 millones de niños la reciben cada año; cifra que aumenta desde que se introdujo en el programa ampliado de inmunizaciones de la Organización Mundial de la Salud.
mem/cdg