Las autoridades neerlandesas encontraron las celdas improvisadas a mediados de 2020 en la localidad Wouwse Plantage, cerca de la frontera con Bélgica, según recogió la agencia local ANP.
Se demostró suficientemente el hecho de que los contenedores, instalados en un almacén, se usaron por los miembros de una organización criminal asociada al tráfico de drogas para retener y torturar a sus rivales, explica un comunicado emitido esta jornada.
Por su parte, la defensa alegó que la “prisión clandestina” se colocó y fabricó en la zona con fines no delictivos, aunque estos argumentos se desestimaron.
Las pruebas más importantes para demostrar la deplorable finalidad de las instalaciones durante el juicio fueron los mensajes descifrados que explícitamente trataban de torturas y asesinatos, asegura el informe.
Según los documentos de la audiencia, el protagonista de los crímenes relacionados con la «prisión» oculta es Roger P., más conocido como Piet Costa, por sus delitos del crimen organizado en casos muy mediáticos en el país.
La motivación para crear una cárcel improvisada, de acuerdo con la información del tribunal, fue un conflicto entre el principal acusado y su antiguo socio Alireza D.
Durante el registro del almacén, los agentes encontraron instrumentos de tortura como bisturíes, cortasetos y alicates, así como una silla dental con correas, todo dentro de un contenedor insonorizado destinado a las torturas.
«Está claro que la intención era infligir graves sufrimientos a las personas», dictaminó el tribunal.
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