En una carta dirigida a los participantes en la reunión conjunta de primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el sumo pontífice reflexionó sobre las crisis generadas en 2020 por la pandemia de Covid-19 en los ámbitos económico-social, ecológico y político.
En ese sentido, auguró que ‘vuestras discusiones contribuyan a un modelo de recuperación capaz de generar soluciones nuevas, más incluyentes y sostenibles para apoyar a la economía real, asistiendo a las personas y comunidades a realizar sus más profundas aspiraciones y el bien común universal’.
El papa abogó además a favor de crear nuevas instituciones o restaurar otras existentes para ayudar a construir una nueva red de relaciones internacionales para mejorar el desarrollo humano integral de todos los pueblos.
Eso significa necesariamente dar a las naciones más pobres y menos desarrolladas una parte efectiva en el proceso de toma de decisiones facilitándoles el acceso al mercado internacional, apuntó.
Un espíritu de solidaridad global exige también, al menos, una reducción significativa de la carga de la deuda de las naciones más pobres, exacerbada por la pandemia, subrayó el pontífice quien advirtió, además, que llegó el momento de reconocer que los mercados –particularmente los financieros- no se autogobiernan.
En opinión del papa, los mercados deben ser respaldados por leyes y regulaciones que aseguren su funcionamiento para el bien común, garantizando que las finanzas, en lugar de ser meramente especulativas o para financiarse en sí mismas, trabajen para los objetivos sociales tan necesarios en la actual emergencia sanitaria mundial.
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