Por Roberto Castellanos Fernández
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Egipto
Bajo el auspicio del enviado especial de la ONU para Yemen, Hans Grundberg, las partes enfrentadas acordaron la suspensión de “todas las operaciones militares ofensivas aéreas, terrestres y marítimas dentro de Yemen y más allá de sus fronteras”.
Grundberg destacó la importancia del acuerdo al señalar que es el primer cese de las hostilidades a nivel nacional en seis años. “Esta es una rara oportunidad en una guerra larga y brutal para avanzar hacia una solución política”, apuntó.
La tregua sirvió para poner fin a semanas de cruentos combates, que permitieron al Ejército y a milicias aliadas, como la Brigada de los Gigantes, avanzar en las provincias de Taiz, Marib y Shabwa.
En respuesta, los hutíes lanzaron numerosos ataques con drones en territorio de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, al considerar que ese último país patrocina a la brigada.
Aunque las partes enfrentadas se acusan mutuamente de violar lo acordado, lo cierto es que la intensidad de los choques bajó de forma notable, en especial en Marib, epicentro de una ofensiva rebelde desde hace un año.
La provincia es clave por sus recursos petroleros, la ubicación geográfica (al conectar al norte y sur) y porque es el último reducto gubernamental en la región.
NUEVO GOBIERNO
De forma paralela a la pausa en los combates, diversas facciones yemenitas reunidas en Arabia Saudita efectuaron un diálogo con el fin de buscar consensos para acabar con la conflagración.
Sin la presencia de los hutíes, el encuentro finalizó con el sorpresivo traspaso de poderes del mandatario Abd Rabbu Mansour Hadi al recién creado Consejo de Liderazgo Presidencial, integrado por ocho miembros.
Celebrado por varios países árabes de la región, el acuerdo busca fortalecer el frente antirebelde y refleja la variada realidad en el terreno al otorgarle más presencia a diversos sectores.
El órgano quedó encabezado por el exministro del Interior Rashad Al Alimi, vinculado al partido islamista Islah.
Al Alimi será acompañado entre otros por Sultan Al Aradah, gobernador de Marib; Brig Al Zubaidi, cabeza visible del movimiento secesionista del sur; Tariq Saleh, sobrino del exmandatario Abdullah Saleh y jefe de una milicia armada, y Abdurahman Al Muharrami Abu Zaraa, comandante de la Brigada de los Gigantes.
Según Hadi, el comité dirigirá las negociaciones con los hutíes y trabajará para buscar una solución política al conflicto, que incluya un período de transición y elecciones generales.
Otro gesto que no pasó desapercibido fue la decisión de Arabia Saudita de liberar en mayo a 163 hutíes, a quienes combate desde 2015 como parte de una coalición árabe.
No obstante esos avances, mientras se acerca el fin de la tregua, analistas y medios de prensa regionales se muestran cautelosos sobre una prórroga del pacto.
“Nuestra primera opción es la paz, pero estamos listos para la guerra”, advirtió Al Alimi en una reciente entrevista con una agencia internacional, ante la posible reanudación de los enfrentamientos.
Hasta la fecha los rebeldes se niegan a parlamentar con el Consejo, pese a las ofertas y sugerencias realizadas.
LA CRISIS HUMANITARIA CAUSA ESTRAGOS
Mientras los actores políticos están divididos entre la guerra y la paz, la crisis humanitaria golpea a la mayor parte de la población.
Más de 23 millones de personas, o casi las tres cuartas partes de la población, ahora necesitan asistencia, tres millones más con respecto al pasado año, alertó el coordinador humanitario de Naciones Unidas para Yemen, David Gressly. Insto a todos los donantes a desembolsar los fondos prometidos de forma rápida, expresó el funcionario en un reciente comunicado.
Precisamente, el Fondo de Población de Naciones Unidas lamentó la insuficiente ayuda financiera internacional. Desde principios de año, la falta de dinero nos obligó a reducir las intervenciones de protección y salud reproductiva que salvan numerosas vidas aquí, destacó.
Por su parte, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios precisó en un informe que 19 millones de yemenitas requieren ayuda alimentaria y 21,9 millones apoyo para acceder a servicios de salud críticos.
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