Lo que era antes un problema solamente de las zonas costeras de Estados Unidos o de ciudades consideradas costosas, esta semana es asunto de todos, según datos de American Automobile Association (AAA) que agrupa a más de 57 millones de miembros.
Hasta ahora existían precios variados en algunos estados pero esta semana demarcaciones como Kansas, Georgia y Oklahoma cruzaron la barrera de los cuatro dólares para sumarse a otras como California, Washington, Alaska, Oregón y Hawai, donde el combustible incluso supera los cincos dólares y mas el galón.
Esta espiral de precio no sorprendió a los expertos que la anticipaban, en vista de los altos precios del petróleo, la alta demanda, y las limitaciones de algunas refinerías, tal como dijo a The Washington Post el profesor de economía de la Universidad de California, Severin Borenstein.
La Casa Blanca no es ajena al asunto y señala el alza a causa de la inflación, la crisis bélica en ucrania y la dependencia de mercados externos.
Los demócratas de la Cámara de Representantes impulsan una legislación “para prohibir la subida de precios” Aunque es sabido que los precios del petróleo dependen de la oferta y la demanda mundial.
Un paliativo a esta crisis pudiera ser un cambio de política de Washington hacia Venezuela, su habitual suministrador más cercano hacia el cual el presidente Joe Biden autorizó un alivio parcial de las medidas punitivaas, incluido su sector petrolero, algo que confirmo Juan González, director sénior del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental.
Son varios los movimientos que llevaron a Washington a dar este paso, que implica la reconsideración de su política de agresiones contra Venezuela y el reconocimiento de una situación de desventaja marcada por el alza global de los precios del petróleo a causa de la escalada de coerción económica contra Rusia.
Según The Wall Street Journal, la empresa Chevron pudiera duplicar la producción petrolera venezolana en poco tiempo, lo que le permitiría a Estados Unidos sustituir, al menos, 700 mil barriles diarios de crudo de origen ruso que ya no entran al torrente energético norteamericano después de una prohibición impuesta por la Casa Blanca.
mv/lb