Basado en datos de la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, el sondeo demostró que el empleo con contrato laboral firmado perdió protagonismo y espacio.
La participación de esta modalidad en el total de la población ocupada en el sector privado fue del 38,1 por ciento en el primer trimestre de 2022 y sigue estando lejos del máximo del 43 alcanzado en 2014.
Por su parte, el número de trabajadores por cuenta propia o sin contrato laboral aumentó en 6,3 millones en ocho años.
En cifras absolutas, el contingente actual de trabajadores firmados en el primer trimestre de 2022 ascendía a 36,3 millones, frente a los 39,1 millones del primero de 2014.
Incluso con el aumento del número de brasileños con empleo formal en los últimos meses, el porcentaje con contrato firmado sigue siendo inferior al nivel anterior a la pandemia (38,7 por ciento).
«Es un movimiento hacia una mayor precariedad en el mercado laboral», resume Bruno Imaizumi, de LCA Consultores.
En ocho calendarios, la categoría que más ganó en participación en el mercado laboral fue la de los trabajadores autónomos, al pasar del 22,5 al 26,5 por ciento del total de ocupados, seguida de los empleos sin contrato firmado, que escalaron del 11,6 al 12,8 por ciento.
Juntas, las dos modalidades representan el 39,3 por ciento del total de brasileños con trabajo, más que el contingente con tarjeta laboral firmada, el cual suma 37,5 millones.
De 2014 a 2022, la población con alguna ocupación en el país creció un 4,1 por ciento (3,8 millones de personas más).
En otras palabras, la generación de ingresos y la expansión del mercado laboral fueron impulsadas por la informalidad y el llamado empresariado de la necesidad.
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