En la conclusión de su vigésimo Congreso, la organización democrática consideró el tema político como principal preocupación en medio de las difíciles circunstancias del país a nivel financiero, económico, social y de salud.
Las participantes acordaron como línea de trabajo defender la patria y su desarrollo y abogar por el fin de un sistema sectario y corrupto que afecta al pueblo libanés.
A la luz del colapso de todas las instituciones, la Liga denunció la incapacidad gubernamental para salvar a Líbano de la exacerbación de problemas como el hambre y la pobreza y la caída del valor de la moneda libanesa frente al dólar.
Reconoció la posición geopolítica de la nación en la región y como las ofensivas imperialistas en el mundo árabe limitan el progreso y alteran la tranquilidad de los libaneses.
Calificaron de abusivo el sistema de leyes en el país, el cual está arraigado en tradiciones religiosas, costumbres y reglas sociales, muy lejanas de la condición digna para una mujer.
Más de una veintena de mujeres en representación de todo el país expresaron sus preocupaciones en un Congreso que retomó su ciclo de cuatro años, luego del aplazamiento por el impacto de la Covid-19.
Fundada en 1947, la Liga combate las injusticias contra las mujeres, promueve su emancipación y la solidaridad con los pueblos desfavorecidos, como consecuencia de las ambiciones del imperialismo, de acuerdo con sus preceptos.
jf/yma