Activistas comenzaron en las redes sociales una campaña para enarbolar la enseña en la margen occidental, y en especial en la zona ocupada de Jerusalén.
Televisoras árabes mostraron imágenes de numerosas banderas en plazas y edificios de localidades cisjordanas.
La campaña es una respuesta a la llamada Marcha de las Banderas, impulsada por la derecha y los colonos israelíes, que mañana atravesará zonas del Barrio Musulmán, de la Ciudad Vieja.
Tanto el gobierno como las milicias palestinas criticaron el desfile y advirtieron de consecuencias.
Ese evento “es un barril de pólvora que explotará y prenderá fuego a toda la región”, alertaron en un comunicado conjunto los grupos palestinos presentes en la franja de Gaza.
Según las autoridades de Tel Aviv, unos tres mil policías y militares protegerán a los manifestantes.
Varios parlamentarios árabes-israelíes como Mazen Ghanaim, Ahmad Tibi, Ayman Odeh y Aida Touma-Sliman criticaron el recorrido al considerarlo una provocación que causará más violencia.
“Si ingresas al Barrio Musulmán es una provocación. No van a arrojar flores a los residentes de Jerusalén”, afirmó Ghanaim, mientras Tibi calificó de pirómanos a los marchistas. Cada año los palestinos que viven en la zona deben encerrarse en sus casas y paralizar la vida comercial y económica por los ataques físicos y verbales de los participantes, según numerosas denuncias.
El ejército israelí ocupó la zona oriental de la metrópoli en 1967, y desde entonces mantiene bajo su control el territorio pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad.
De hecho, en 1980 las autoridades del país declararon a toda la urbe como la capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional.
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