Según el rotativo, el ministro de Justicia y dirigente de Nueva Esperanza, Gideon Saar, mantuvo conversaciones con el Likud, del ex primer ministro Benjamin Netanyahu, que encabeza una alianza de partidos ultranacionalistas contrarios al Ejecutivo.
Ambas formaciones defienden posturas ultraconservadoras, pero las diferencias entre los políticos las mantiene en campos diferentes.
Considerado un halcón, Saar abandonó el Likud hace dos años para fundar Nueva Esperanza debido a sus enfrentamientos con Netanyahu.
El rotativo destacó que la agrupación opositora en las últimas semanas atenuó sus ataques contra el ministro.
Precisó que el hombre clave de Netanyahu para las conversaciones es el abogado Yaakov Atraktzi.
Saar advirtió ayer que la coalición en el poder se desmoronaría si no ratifica en los próximos días una directiva que otorga a Israel jurisdicción legal sobre los colonos que viven en Cisjordania, una iniciativa aprobada cada cinco años desde la ocupación de las tierras palestinas en 1967.
La normativa vence a finales de junio, y la Lista Árabe Unida y Meretz, dos formaciones que integran la alianza, anunciaron su rechazo a respaldarla.
Una encuesta publicada la pasada semana por el Canal 12 reveló que el 58 por ciento de los israelíes estima que el Gobierno colapsará en los próximos seis meses debido a las profundas diferencias entre sus miembros.
La crisis de la unión en el poder se acentúo en mayo, cuando la legisladora Ghaida Rinawie Zoabi abandonó la misma tras criticar al primer ministro Naftali Bennett por su falta de respaldo a la minoría árabe. Tras su salida, la asociación de ocho partidos quedó con 59 curules de 120 en la Knesset (Parlamento), donde arreciaron los ataques de Netanyahu y sus aliados.
El primer golpe a la coalición ocurrió el 6 de abril último, cuando perdió la mayoría legislativa por la decisión de la diputada ultraderechista Idit Silman de sumar su voto a la oposición.
La alianza está integrada por agrupaciones de ultraderecha, centro, islamista, izquierda, todas unidas en su rechazo a la vuelta al poder de Netanyahu, quien dirigió el país durante 15 años, 12 de ellos de forma ininterrumpida.
Esas profundas diferencias ideológicas provocan constantes roces en numerosos temas que van desde la relación con los palestinos y la colonización judía de sus tierras hasta asuntos religiosos y de presupuestos.
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