La importancia de esos comicios no están tanto en si el oficialista Morena fundado por el ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, gana los cuatro estados previstos y aumenta su control sobre 21 entidades federales de las 31 existentes más Ciudad de México, sino que esos tres partidos se queden casi sin nada.
Los dos principales, el PAN y el PRI, están en estos momentos en una grave crisis de liderato y una drástica reducción de su membresía, y la situación puede empeorar si pierden esos estados ahora dominados por ello.
Por su parte, el PRD es una sombra de lo que fue según expertos en el tema, y la imagen de izquierda que estuvieron dando años atrás no existe, sino que, por el contrario, son más conservadores que los viejos derechistas tradicionales, y no tiene ni la más mínima credibilidad, como denuncian quienes desertaron y se adhirieron a Morena.
El Instituto Nacional Electoral (INE), abiertamente contrario al gobierno, dijo que más de 11 millones 700 mil ciudadanos están autorizados a sufragar en las seis entidades donde se va a elegir al nuevo gobernador. Son ellos Aguascalientes, Tamaulipas, Hidalgo, Oaxaca, Durango y Quintana Roo.
Su consejero el presidente y adversario principal del gobierno, Lorenzo Córdova, explicó en conferencia de prensa que hay todas las condiciones para que los electores salgan a las calles y registren, como ha sido en los últimos comicios, una jornada ejemplar.
Las condiciones de garantía de que su voto puede emitirse en libertad y va a ser bien contado, va a ser respetado, están puestas. El INE ha hecho su trabajo acompañado para ello de los organismos públicos locales electorales, señaló.
La ciudadanía hasta ahora respondió de una manera extraordinaria, una vez más, se apropió de su proceso electoral. La mesa está servida para que mañana domingo tengamos una fiesta democrática, expuso el funcionario.
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