Bajo la mirada de Naciones Unidas, las máximas autoridades libanesas convocaron al diplomático estadounidense a Beirut, quien desde 2020 participa en las negociaciones indirectas de la demarcación de las zonas marítimas a fin de mantener la estabilidad en la región.
Diputados, partidos políticos y principales líderes religiosos rechazaron la provocación de la plataforma greco-británica al servicio israelí en el campo de gas de Karish, ubicado frente a la costa sur libanesa y la Palestina ocupada.
Al abordar este tema, el secretario General de Hizbulah (Partido de Dios), Hassan Nasrallah, reiteró las capacidades financieras, militares y de seguridad de la resistencia para evitar la exploración de las riquezas de Líbano por parte de Israel.
LA AMBICIÓN POR KARISH
El barco Energean Power arribó a Karish el pasado domingo 5 de junio luego de atravesar el Canal de Suez y de acuerdo con el sitio Naharnet constituye la última unidad para la producción y almacenamiento de gas natural licuado.
Desde el descubrimiento en abril de 2019 de una gran cantidad de reserva hídrica en el norte de Karish, a 90 kilómetros de la zona ocupada de Haifa, el apetito israelí aumentó y confió la exploración a la empresa greco-británica.
Según el analista político Elif Sabagh citado por Al Mayadeen, Líbano aceptó al enviado estadounidense en contra de su voluntad y no acudió a la Corte Internacional para defender sus derechos en las aguas económicas ni depositó decreto gubernamental a fin de enmendar las fronteras marítimas.
El área del disputado campo Karish es de 150 kilómetros cuadrados, con reservas esperadas de gas de entre un billón y medio y dos billones de metros cúbicos y unos 12,7 millones de barriles de condensado.
Sabagh ve con escepticismo una postura oficial pese a los encuentros sostenidos del presidente de la República, Michel Aoun y el primer ministro en funciones, Najib Miqati; mientras, coincidió que solo la presión de Hizbulah impedirá la exploración de la plataforma flotante.
UNA PROPUESTA DESDE EL PARLAMENTO
El diputado Hassan Murad presentó el lunes último en el Parlamento libanés un proyecto de ley para delimitar la zona económica del sur, según la línea trazada por la Autoridad Hidrográfica del Ejército, conocida como Línea 29.
De acuerdo con el parlamentario, Líbano posee un área adicional en el mar sur de mil 430 kilómetros cuadrados y su iniciativa busca enmendar los límites territoriales, bajo el principio de defender la soberanía nacional.
El político consideró las acciones de Tel Aviv como una flagrante infracción de los derechos legítimos de los libaneses y una violación de todas las normas y convenios internacionales pertinentes.
A estos reclamos, la Corriente Patriótica Libre expresó que el Estado libanés no debe aceptar la extracción de gas de Karish por parte de Israel antes de establecer sus derechos y líneas en los bloques del sur.
Insistió que arreglar cualquier ecuación de equilibrio con líneas o campos requiere confiar en la respuesta de poder con Israel, que impuso la resistencia.
RESISTENCIA A LA ORDEN
El líder del Partido de Dios, Hassan Nasrallah, subrayó que cada día de retraso en la demarcación de la frontera en la disputa con Israel registrará pérdida de dinero para el pueblo libanés.
Nasrallah llamó a detener cualquier actividad israelí relacionada con la intención de extraer petróleo y gas del campo de Karish y aseguró que, en la disputa contra Israel, Líbano posee el derecho, el motivo, la máxima necesidad y la fuerza bajo el título de ejército y resistencia.
El jefe de la Resistencia islámica libanesa pidió a las empresas propietarias del barco perforador retirarlo del campo de Karish y asumir su responsabilidad.
Recalcó que Hizbulah no quiere la guerra, pero no la teme y en ese sentido, alertó a Israel a no cometer ninguna acción que pueda generar repercusiones negativas en la región.
El secretario del Partido de Dios denunció la estrategia de Estados Unidos e Israel de empujar al Líbano al hambre, lo que constituye “un gran peligro para la seguridad social y es peor que la guerra civil”.
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