Esta guerra brutal y terrorismo económico son proyectos subversivos y maliciosos cuyo objetivo es consolidar la ocupación militar estadounidense, subyugar los pueblos de la región y garantizar la hegemonía de Israel, indicó en un comunicado la Cancillería.
La nota asegura que este proyecto cayó ante los muros de Damasco después de 10 años de guerra en la cual Estados Unidos empleó todas sus herramientas y gastó miles de millones de dólares para someter la decisión soberana de Damasco.
Ese fracaso hizo que Washington recurriera a la intervención directa a través del apoyo a milicias terroristas y separatistas, bombardear la infraestructura y saquear el petróleo y el trigo del pueblo sirio, afirma el texto.
Esas prácticas son ajenas al derecho internacional y merecen la condena de la comunidad internacional, afirma.
La administración estadounidense es responsable de las consecuencias de sus políticas criminales y debe indemnizar a Siria por los graves daños y grandes pérdidas resultantes de su agresión, remarca el comunicado.
Advierte que la indulgencia con esas políticas, especialmente la del desprecio por el derecho internacional, conducirá a más caos en las relaciones internacionales y debilitará aún más el papel de las Naciones Unidas.
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