Según fuentes del ministerio británico del Interior citadas por la prensa local, el avión que esperaba en una pista de la base militar de Boscombe Down, en el oeste de Inglaterra, ya no despegará en la noche de este martes con destino al país africano.
El portavoz atribuyó la cancelación a los recursos legales que presentó en “el último minuto” el tribunal europeo para impedir las deportaciones.
Al menos siete personas que ingresaron al Reino Unido de forma irregular iban a ser enviadas este martes a Ruanda, como parte de un plan diseñado por el gobierno británico para tratar de frenar el flujo de migrantes que llegan al país a través del canal de La Mancha.
Los deportados deberán permanecer en campamentos administrados por las autoridades ruandesas, mientras se tramitan sus solicitudes de asilo. Como parte del acuerdo, Londres se comprometió a entregar a Kigali el equivalente a 158 millones de dólares.
En un principio, las autoridades de Inmigración anunciaron que en el primer vuelo viajarían 31 inmigrantes, pero tras los recursos legales presentados por grupos de derechos humanos, organizaciones benéficas y el sindicato de empleados públicos que cuestionan la legalidad de la medida, la cifra se fue reduciendo.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, celebró en Twitter la noticia de la cancelación de las deportaciones “inhumanas” de los solicitantes de asilo.
Enviar a personas que huyen de la violencia a un país ubicado a miles de kilómetros era ya algo cruel e insensible, pero ahora es potencialmente ilegal también, aseveró el político laborista.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados también criticó el plan del gobierno británico, al cual acusó de pretender exportar el problema.
Horas antes de que se anunciara la cancelación del vuelo, el primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que estaba consciente de que sería un proceso largo debido a los muchos obstáculos legales que se presentarían, pero que no daría marcha atrás a sus planes.
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