Hasta ahora solo se afirma que Ould Sidati murió por herida de bala, pero nadie se atribuyó la responsabilidad del ataque perpetrado por hombres armados no identificados a su casa en esta capital el martes.
Según Almou Ag Mohamed, un portavoz del CMA y fuentes gubernamentales, el jefe rebelde recibió un disparo y le trasladaron a un hospital, pero murió horas después.
Malí atraviesa por un proceso de transición tras el golpe de Estado del año pasado y la violencia podría poner en peligro la implementación de un acuerdo de paz de 2015 que Sidati firmó por la CMA, un haz de grupos guerrilleros que buscan la autonomía para la región desértica del norte del país, donde reside mayormente la comunidad seminómada tuareg.
Los pobladores de esa región -a la que llaman Azawad- se quejan desde hace mucho tiempo del abandono oficial y en 2012 hubo un levantamiento separatista, que posteriormente contralaron los grupos extremistas de confesión islámica hasta 2014 cuando la operación militar francesa Serval los dispersó.
En 2915 la CMA firmó el acuerdo de paz, junto con el gobierno y una coalición de milicias progubernamentales, que tenía como objetivo poner fin a años de inestabilidad en la región septentrional a través de reformas políticas e institucionales, pero la implementación del pacto se retrasó, aunque sigue vigente.
‘Este asesinato tendrá un impacto forzoso en el proceso de paz, dado el papel (de Sidati) y su compromiso’, dijo Redouwane Ag Mohamed Ali, otro portavoz de la Coordinación al referirse a la muerte violenta del jefe rebelde.
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