Un trabajo publicado este sábado en el diario Il Messaggero señala la hipótesis de que las llamas pudieron ser provocadas e indica que para las autoridades resulta sospechosa la falla en los sistemas anti incendios, así como la similitud con hechos similares recientes.
Las pesquisas, conducidas por el fiscal Francesco Lo Voi, pueden demorar entre tres y seis meses para determinar con exactitud los pormenores del siniestro que destruyó la planta dos de Tratamiento Biológico Mecánico (TMB) de esa instalación.
Se analizarán los puntos de contacto con incendios ocurridos en los últimos años, que destruyeron una TMB en el vertedero de Ama Salario, en diciembre de 2018, y otra en el de Roccacencia, en la primavera de 2019, para determinar una posible «dirección única» tras los mismos.
El fuego se inició el miércoles último en Malagrotta, un basurero de casi 240 hectáreas que sirve a la ciudad de Roma considerado el mayor de Europa, y gracias al trabajo ininterrumpido de los bomberos se evitó una catástrofe mayor, según destacó el alcalde de esta capital, Roberto Gualtieri.
Por el momento se trata de solucionar el problema creado por la destrucción de la TMB2, la cual era capaz de procesar hasta 900 toneladas diarias de basura sin clasificar, casi un tercio de las tres mil que se generan cada jornada en esta ciudad.
El gerente general de la Agencia Regional para la Protección Medioambiental (ARPA), Marco Lupo, indicó que aunque aún se evalúa el daño ecológico, debe evitarse el “alarmismo innecesario».
Lupo precisó que, la ARPA no detectó aumentos importantes de material particulado sólido o líquido en la atmósfera (PM2,5 y PM10). El PM10 no superó el límite de 50 micrómetros por metro cúbico 50 µg/m3.
El gobierno de la capital dispuso cerrar por 48 horas las guarderías y centros de verano en un radio de seis kilómetros, así como suspender las actividades escolares y prohibir el consumo de alimentos de origen animal y vegetal producidos en la zona afectada.
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