En entrevista con Prensa Latina, la también especialista del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical “Alejandro de Humboldt” comentó que la iniciativa es resultado de una alianza entre el Ministerio de Agricultura (Minagri) con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Modelos Agroecológicos Sostenibles” (MAS) cuenta con financiamiento de la Unión Europea para desarrollar y fortalecer un sistema de gestión integrado del conocimiento en el sector agrícola, que incluya aspectos innovadores y agroecológicos para incrementar de forma ambientalmente sostenible la producción de alimentos.
Sus resultados tributarán a ejes estratégicos prioritarios en el Plan de Desarrollo al 2030 de Cuba y la Política de Desarrollo Territorial de Cuba, sustentado en la aplicación de los resultados de la ciencia, la tecnología y la innovación, logrando sistemas alimentarios resilientes y sostenibles con alcance local.
Las localidades escogidas son San Antonio del Sur (Guantánamo), Santiago de Cuba (Santiago de Cuba), Venezuela (Ciego de Ávila), Abreus (Cienfuegos), Martí (Matanzas), Güines (Mayabeque), Güira de Melena (Artemisa) y el Municipio Especial Isla de la Juventud), “que por su carácter de isla que demanda de un gran esfuerzo para declararla sostenible”, amplió Puig.
Para esas regiones se importarán módulos destinados a la producción agroecológica, avícola, de alimentos, ensilaje, peces de agua dulce, pienso seco y líquido, leche y quesos de cabra, biofertilizantes y bioplaguicidas, semillas, entre otros productos, enumeró.
En el caso de las semillas, destacó, resultan fundamentales para lograr sostenibilidad en los territorios: “su producción se establecerá desde los institutos encargados para ello, pero también se habilitarán módulos en cada uno de los territorios, para garantizar fincas de semillas que sean capaces de asumir la demanda territorial”.
Sobre la aplicación de principios de la economía circular y el desarrollo local, la coordinadora nacional de MAS comentó que “todos los módulos fueron concebidos para que a partir de los residuos de un proceso se puedan obtener los insumos de otros”.
Por ejemplo, la producción de ensilaje y de piensos secos garantizará la disponibilidad del alimento animal por períodos más extensos para el ganado que intervendrá en la producción de leche, que a su vez aportará la materia prima necesaria para la creación de quesos, señaló.
La investigadora del Inifat apuntó que los principales beneficiarios del proyecto serán los productores involucrados en cada uno de los municipios seleccionados, además de los profesionales, tomadores de decisión y funcionarios del Ministerio de Agricultura que adquirirán conocimientos sobre prácticas innovadoras.
La iniciativa cuenta con un diseño para tres años que incluye tres etapas: el diagnóstico para identificar oportunidades, la implementación con habilitación de cada uno de los módulos y la sistematización, para evaluar impactos en cada una de las áreas productivas.
En ese camino, “se levantarán las unidades exitosas derivadas del accionar de otros proyectos y se identificarán prácticas implementadas en ellas, para elaborar materiales de comunicación que se publiquen en la plataforma del proyecto y sirvan como referente”, dijo.
Según Puig, aunque el proyecto intencionará la entrega de recursos en fincas específicas, esta práctica permitirá que los modelos pilotos de éxitos se repliquen en otras provincias y regiones.
En función de ello, entre los principales resultados se encuentra el fortalecimiento del conocimiento institucional, la resiliencia al cambio climático con perspectiva de género, la articulación de encadenamientos productivos con interacción de la ciencia y el desarrollo de un modelo rural sostenible, concluyó.
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