No tenemos otra elección que defender a nuestros afiliados, aseveró el líder del Sindicato de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT), Mick Lynch, al confirmar que los días 21, 23 y 25 de junio se producirá el mayor paro del servicio de trenes de las últimas tres décadas en el Reino Unido.
Según declaró el líder gremial en rueda de prensa, la red que maneja la infraestructura del sistema y las compañías operadoras volvió a rechazar este lunes el incremento salarial que piden los trabajadores para poder paliar una tasa de inflación que ya ronda el siete por ciento.
Lynch también señaló que las empresas pretenden recortar miles de puestos de trabajo, y tampoco les dan garantías de que no recurrirán a los despidos forzosos.
El secretario general del RMT arremetió además contra el gobierno conservador del primer ministro Boris Johnson, al que acusó de torpedear las negociaciones, pese a que ningún ministro del gabinete participó en las conversaciones.
En una declaración ante el Parlamento, el titular de Transporte, Grant Shapps, dijo que estaba haciendo todo lo posible por evitar una huelga que afectará a millones de personas, pero recalcó que la disputa deben resolverla los sindicatos y las empresas empleadoras.
La diputada laborista y contraparte de Shapps en el llamado gabinete a la sombra (opositor), Louise Haigh, responsabilizó, sin embargo, al gobierno por el fracaso de las pláticas, y exhortó al funcionario a tomar cartas en el asunto para tratar de prevenir el caos que se avecina.
Aunque la huelga, a la que se sumarán este martes los trabajadores del metro de Londres, será en días alternos, se espera que su impacto sobre el servicio de trenes se extienda durante toda la semana, por lo que se aconseja a la ciudadanía buscar otras vías de transporte.
Existe, sin embargo, el temor de que el uso masivo de automóviles particulares por parte de la población provoque grandes embotellamientos en las principales autopistas del país.
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