El acuerdo de la Comisión Europea para aceptar una vía rápida que permita a Ucrania obtener el estatus de candidato para ingresar al bloque comunitario está lejos de ser la posición de todos los 28 integrantes de la UE, donde las decisiones se toman por consenso.
Países Bajos, Dinamarca y Hungría pusieron en su momento sus objeciones a una aceleración del referido procedimiento, que por lo general se extiende por un año, en lugar de apenas un mes como en el caso de Kiev.
Tras una visita del presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller federal alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro italiano, Mario Draghi, a Kiev, la Comisión Europea casi de inmediato anunció la intención de llevar el mencionado asunto a la mencionada cumbre.
Los argumentos de Macron y Scholz se refieren, sobre todo, al conflicto en Ucrania, donde el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el pasado 24 de febrero el inicio de una operación bélica para desmilitarizar y desnazificar a ese vecino país.
Pero algunos aspirantes en espera como Moldova, que desde enero pasado esperaba por esta reunión de máximo nivel para debatir el acceso de ese país a la UE, estiman que concederle el estatus de candidato a Ucrania sería cuando menos incorrecto.
Georgia consideró por su lado, que contaba con mejores condiciones para acceder al bloque comunitario, incluso por encima de algunos países que ya militan en esa organización, en tanto Turquía acumula casi un cuarto de siglo en la condición de candidato.
Por otro lado, aunque la concesión a Ucrania del citado estatus parece ser continuidad del respaldo militar, político y mediático de potencias occidentales a Kiev, esta deberá cumplir con «ciertas condiciones».
El bloque comunitario, para darle a Ucrania la «perspectiva europea», demanda la eliminación de los oligarcas, una lucha seria y palpable contra la corrupción y una reforma judicial que Kiev está lejos de apurar, en medio de su ocupación por el conflicto.
Por otro lado, la llegada de más de siete millones de refugiados ucranianos a varios países europeos, en especial, a Polonia y la República Checa, parece crear nuevas condiciones y opiniones dentro de la direcciones de esas naciones, consideran analistas locales.
Además, aceptar la candidatura de un estado que está en plena confrontación pondría en entredicho los argumentos dados a Turquía para retener su ingreso a la UE, después de estar medio siglo en esa condición por el diferendo chipriota.
La dirección de la entidad comunitaria exige a Ankara poner fin al diferendo en torno a la región norte de Chipre, bajo dominación turca desde 1974, como una de las principales condiciones para permitir la entrada del país euroasiático a esa organización regional.
Medios de prensa turcos consideran que, como mismo Ankara condiciona ahora el ingreso de Suecia y Finlandia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, podría hacer lo mismo con el estatus de candidato para integrarse al bloque de Ucrania.
La cumbre deberá lidiar, además, con las consecuencias de la aplicación prematura de la llamada revolución verde que obliga a los miembros de la UE a reducir drásticamente el uso de hidrocarburos, para favorecer el empleo de energía renovable.
Al faltar capacidades para cumplir con los planes de generación eléctrica, los precios del gas y el petróleo se elevaron, situación agudizada por las propias sanciones impuestas por Occidente a Rusia, incluido el boicot para comprarle crudo a ese país.
El efecto de las medidas punitivas contra Moscú redujo el volumen disponible de fertilizantes y aumentó su precio, todo lo cual incide de forma negativa en las economías europeas, que registran los mayores niveles de inflación en décadas.
Analistas de países europeos coinciden en afirmar que ello puede llevar a explosiones sociales, algunas de las cuales ya empiezan a tener primeros síntomas como las huelgas de transportistas registradas en Alemania, España, Francia y Reino Unido.
Al parecer, la cumbre de la UE intentaría hacer del tema ucraniano su plato fuerte, aunque fuera de la mesa acechan problemas socioeconómicos realmente preocupantes para las sociedades europeas.
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