La historia cuenta que se formó hace unos 21 mil años como consecuencia de la explosión del volcán Pre-Apoyo, considerada por expertos la detonación de esta naturaleza más grande del país en los últimos 50 milenios.
De acuerdo con estudios científicos, la laguna-declarada Reserva Natural en 1991- ocupa el fondo de la antigua caldera de explosión y hundimiento (tipo Krakatoa), con un diámetro de seis kilómetros y una profundidad estimada de 200 metros. El embalse se autoabastece de manantiales subterráneos, y producto de su origen volcánico, en algunas partes emanan aguas termales, lo cual permite que la temperatura general del líquido oscile entre los 25 y 30 grados Celsius.
Entre sus características destaca, por ejemplo, que es ligeramente salobre, lo cual dio nacimiento a su nombre, proveniente de atl-poyec(agua salobre), así como también atl-pol-co (lugar del agua grande).
Historiadores afirman que el sitio se hallaba rodeado por pueblos indígenas, y por la peculiaridad antes mencionada y el difícil acceso, no era tan frecuentado por los pobladores.
Situada en medio de una región carente de ríos y junto a un bosque de cierta densidad, esta reserva natural resulta muy atractiva para la fauna silvestre. De ahí que el visitante puede encontrar, casi sin proponérselo, ejemplares de monos congos, venados y coyotes. Además, en el interior de la laguna habitan pecescomo guapotes y mojarras.
Aunque estos últimos no son comunes en agua dulce, biólogos locales aseguran que los de allí son autóctonos y pudieron haber llegado a través de fuertes vientos provocados por huracanes o introducidos por humanos.
De este modo, es uno de los destinos más demandados por turistas nacionales y foráneos, y cada año vienen hasta estos parajes cientos de forasteros, sobre todo en época de verano.
Si bien algunos prefieren quedarse en las alturas y contemplar su magnitud con una vista privilegiada, otros deciden ir más lejos, bañarse en sus cristalinas aguas y hasta bucear en ellas.
(Tomado de Orbe)